Las buenas prácticas y el estilo de código, son dos cosas con las que nos empezamos a chocar muy temprano en el camino de programar. Seas autodidacta, estudiante, hobbysta o vivas de escribir software, alguna vez seguro te encontraste con el hecho de seguir una "buena práctica" o una "guía de estilo".
Me acuerdo que cuando cursaba en la universidad, que es donde me encontré por primera vez con la programación, muchas veces nos marcaban reglas a la hora de escribir código, pero muchas veces las seguía sin cuestionarme mucho su sentido. Recién después de empezar a trabajar como desarrolladora, entendí que esas reglas eran estándares en el mundo profesional. También me pareció que funcionaba de manera similar a cuando esperamos que la planchita nueva que compramos por internet, traiga el mismo enchufe que el que tenemos en casa.
Por eso mi idea con este post, es contarle a aquellas personas que recién están aprendiendo a programar y todavía no entienden muy bien el "por qué" de esas prácticas un poco de su impacto en la vida diaria profesional. Una de las "buenas prácticas" que veremos más a menudo es la de escribir "código prolijo" más allá del estándar o metodología con la que esto se asegure. Uno de los aspectos de la prolijidad, es el estilo.
El estilo de código es literalmente cómo se ve el código que escribimos. Eso depende de cómo hayamos aprendido a programar, cómo lo hagamos habitualmente y de algunos gustos particulares. Es decir, que cómo se ve nuestro código es, en definitiva, una característica muy personal.
Sin embargo, si nos vamos a dedicar a la programación, tenemos que tener muy en cuenta que el código, aunque en nuestro imaginario parezca que no, está hecho por y para humanos. Entendemos que programar consta de un proceso que tiene varias capas: la de más arriba es nuestro código, y la de más abajo lo que entiende la computadora. Las capas del medio como la compilación, llevan la información en ambos sentidos, pero sobre todo hacen de soporte para que la capa de más arriba exista. Porque la necesitamos. Como humanos, necesitamos que los programas que escribimos lo estén de una forma en la que nos sea posible leerlos, pensarlos y escribirlos con más facilidad.
Los lenguajes de programación nacen siempre como respuesta a esa necesidad (y que no estemos escribiendo ceros y unos en un teclado como locos es una de sus consecuencias), pero al mismo tiempo no son el límite del alcance de la legibilidad. Así como mediante las reglas de gramática entendemos el lenguaje español, pero a la vez lo adaptamos a nuestras necesidades comunicativas (con regionalismos, "ahre" y otros), en el modo de usar lenguajes de programación pasa algo similar.
La programación suele ser una actividad muy social (aunque muchas veces parezca lo contrario) en donde el código que nos dedicamos a producir, tiene que ser leído por otros humanos (por ejemplo, nuestros compañeros de equipo en un juego grande), o incluso por una versión futura de nosotros mismos. De la misma manera que después de volver de las vacaciones de invierno no nos acordábamos en qué tema habíamos quedado la última clase de matemática, nos cuesta tiempo valioso acordarnos de la lógica que estábamos pensando cuando escribimos ese pedazo de código hace tres meses y que ahora tenemos que revisar porque el cliente encontró un error. También es muy común la práctica de revisar el código de tus compañeros antes de “guardarlo” definitivamente para que lo entiendan y traten de detectar errores.
Para facilitar esta forma de comunicación, es decir, de escribir un código más legible, cada equipo de trabajo especifica una serie de reglas de estilo de código que deben cumplirse. Algunas de ellas son específicas de un lenguaje en particular, y otras son adoptadas como estándares internos. Es como cuando en una oficina todos se ponen de acuerdo de dejar los cubiertos con el mango para arriba en el escurridor, así cuando una persona va a agarrar un cuchillo sin prestar toda la atención del mundo, no se corta.
Por eso creo que es importante que a la hora de familiarizarse con ciertas herramientas de trabajo que se utilizan en la vida laboral, el aprender a unificar estilos de código y seguir guías es algo a lo que se le debe prestar atención. Pero que, lejos de casarse con un estilo de código en particular, nos permita ser capaces de encontrar herramientas que funciona bien para nuestro escenario y nos permiten comunicarnos de la mejor forma posible. Al principio, cuando recién nos adentramos al mundo de la programación puede parecernos abrumador o innecesario, pero ir internalizando el uso de estilos de código sin duda nos va a ser muy útil durante nuestra carrera.
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