Hace unos días hablaba del gran éxito de audiencia que tenía The Grefg, un joven creador de contenidos digitales dirigidos a los adolescentes. No es el único. Otros de su generación como Rubén Doblas, más conocido como El Rubius, o bien Guillermo Díaz, que se hace llamar Willyrex en las redes, también han conseguido grandes audiencias. El Rubius, por ejemplo, cuenta con 39,5 millones de seguidores.
Pues bien, esta semana ha sido agitada para todos estos chicos. ¿La razón? Willyrex vive en Andorra, The Grefg se trasladó en 2018 y El Rubius acaba de anunciar que también se instala. No son los únicos y la razón es muy simple. En Andorra, aparte de encontrar pistas de esquí que no se pueden terminar, sólo tienen que pagar el 10% de impuestos por sus rentas. La diferencia entre este 10% y el casi 50% que aproximadamente pagaban en España es, pues, enorme. Andorra está convirtiendo en "El país de los YouTubers" en lugar de "El país de los Pirineos".
Las críticas no han tardado en llegar y muchos de sus seguidores consideran que ética y moralmente estos traslados fiscales son reprobables. No seré yo el que diga que está bien lo que hacen estos chicos, pero la diferencia para el presupuesto anual de un estado entre varios YouTubers aquí o allá es realmente mínima.
Lo que hace de verdad la diferencia es la fiscalidad de las grandes empresas. Compañías que tienen sus oficinas, fábricas y equipos aquí. Empresas que venden y que ganan dinero en España, pero que instalan una oficina en otros países europeos para comprar y vender sus materias primas y así trasladar de un país a otro los beneficios generados. Y, claro, los otros países pagan menos impuestos que en España.
De eso algunos lo llaman estrategia fiscal corporativa. Yo lo llamo dumping fiscal aceptado entre socios europeos y es mucho más grave que cuatro Youtubers más o menos egoístas.
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