Desde el inicio de la pandemia sigo los resultados de una encuesta que se hace un par de veces al mes. La temática es el Covidi-19 y muestra como nosotros, humildes ciudadanos, hemos ido reaccionando poco a poco a esta larga pesadilla. Es una especie de termómetro de lo que pensamos, de cómo nos comportamos, y anticipa cómo actuaremos en los próximos meses.
Los datos que observo durante las últimas semanas me sorprenden y preocupan. Aunque tenemos vacunas eficaces validadas, y aunque ya empiezan a llegar y a ser administradas (ya discutiremos otro día cómo lo estamos haciendo), no parece que la percepción mayoritaria sea muy positiva sobre el impacto que todo esto tendrá.
Sólo un 20% de los encuestados piensan que a partir de ahora la situación en España mejorará. Sólo un 21% afirman que los niveles globales de salud progresarán. Sólo un 11% piensan que la economía mejorará. Datos idénticos a las que teníamos hace seis meses.
En el mismo estudio, cuando en Julio se preguntaba cuánto tiempo faltaba para volver a la normalidad precovid-19, el 65% decían que faltaba más de un año. Pues bien, ahora, aunque tenemos vacuna, un 69% todavía piensa que nos falta un largo año para volver al mundo que conocíamos antes.
La situación me recuerda aquel entrenador, Van Gaal, y su célebre frase, "¡Siempre negativo, nunca positivo! ". Creo que necesitamos cambiar el chip. Necesitamos alguien que nos recuerde que medio mundo ha estado trabajando para obtener en tiempo récord el antídoto del virus y que ya lo tenemos aquí. Y que no tenemos una sola vacuna. Tenemos diversas. Y ese mismo alguien debería convencernos de lo que escribíamos aquel lejano mes de marzo: "Vamos a salir". Esto nos cambiaría la percepción, y con la percepción nos cambiaría la vida mañana mismo. Pero para hacer todo esto sería necesario que ese alguien fuera un líder creíble. Un líder de los de verdad. Y tal vez ya no nos quedan.
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