«Lo más importante en la vida es que lo más importante sea lo más importante»
La frase la soltó al principio de una charla el gran conferenciante Victor Küppers. "No está mal" pensé al escucharla. Que lo más importante sea siempre lo más importante... ¡Muy buena! Una frase simple y directa, aparentemente sin demasiadas complicaciones. Sólo tenía que escoger qué era lo más importante en mi vida y hacer que lo que era importante fuera siempre lo más importante. Tardé días en identificarlo y semanas o quizás incluso meses en poner en práctica el consejo de Küppers. Reconozco que hoy, años después, sigo esforzándome "trabajando" en esta frase. ¡Y funciona!
Pues bien, esta semana con el confinamiento perimetral de la Comunidad de Madrid por un lado, las medidas adicionales tomadas por la Generalitat para hacer frente al Covid19 por el otro, sin saber dónde estaremos dentro de quince días y con medio país parado, me he preguntado qué es lo más importante para una empresa ahora. ¿Quizás sus clientes sin los cuales no generaría ventas?, ¿Sus patentes y marcas, para competir bien en el mercado?, ¿O bien sus activos industriales sin los cuales no podrían producir? O bien ... ¡Hay tantas cosas importantes en una empresa!
Y si fuera verdad, como nos decían en la Universidad, que el activo más importante de las empresas son sus personas? Y si así fuera, ¿por qué todo el mundo empieza ya a hablar de despidos colectivos después de los ERTE? Si queremos garantizar un buen futuro, quizás ahora nos toca proteger el talento.
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