Estamos a viernes. Podría escribir un artículo relajado del diario, pero no. Maxi necesita escribir sobre un tema que genera mas controversia e incomodidad que hacer cola con dos artículos en una caja rápida llena de gente con más de diez.
Pero antes de comenzar a tratar este tema desde una óptica tanto social como laboral, vamos a ver el concepto:
Un impostor es aquel que finge ser alguien que no es para conseguir un objetivo. Por el contrario, las personas con síndrome del impostor piensan que no merecen el éxito que han alcanzado y se sienten un fraude.
Así como mucha gente vive engañando a los demás, hay otros que se preocupan del hecho de estar haciéndolo sin intención. El síndrome del impostor se basa en la idea de que somos un fraude y los demás no lo saben.
¿Qué me llevó a traer un tema así a la mesa hoy? Hablando con varios amigos de sistemas, ellos padecen este problema. Sienten que no valen lo suficiente, que sus logros y posición no les corresponde.
Las malas lenguas los tacharían de “falsa humildad”, pero esto es un concepto muy alejado de la realidad.
Me cuesta hablar este tema desde mi experiencia propia porque yo nunca lo experimenté. Si sentí que tenía que dar lo mejor de mi como desarrollador; no romper mis principios y cumplir con las buenas prácticas y perfeccionarme día a día.
Ver los avances que tengo me hace sentir parte de los logros que consigo. Nunca fui ajeno al éxito que tuve o mi posición. Muchos catalogan esto de arrogancia, pero es simple y llanamente: seguridad.
Yo creo en lo que hago, y si me equivoco, soy humano. Desarrollar supone tener conocimientos en el area al que te vas a dedicar. Y te sentás a estudiar para lograr obtenerlos.
¿Por qué no me perdonaría un error y pondría en duda mis logros si se que llegué aprendiendo todo esto?
Hoy quiero atacar este problema desde dos ópticas distintas: La causalidad y la suerte.
La Causalidad
Terminaste la secundaria y empezás Ciencias de la Computación en la facultad. Estudiás durante años, haces investigaciones y te recibís. Paralelamente conseguiste un trabajo de sistemas como desarrollador Web en Javascript.
Ahora tenes un título y un trabajo estable. Todo lo que obtuviste, lo hiciste estudiando y a base de esfuerzo y dedicación. Estas viviendo un causa y efecto.
Y hablamos de un escenario perfecto, porque puede que te tome mucho más tiempo conseguir el trabajo adecuado y tengas muchos rechazos en entrevistas.
Pero, en conclusión, lo lograste a modo de causa y efecto.
La Suerte
Terminaste la secundaria, pero no tuviste suerte con la facultad. Intentaste hacer una carrera y no te dieron los tiempos.
Además vivís solo, no te mantiene nadie y necesitas trabajar y generar ingresos. Pero tiene que ser de sistemas, porque querés hacer carrera.
Te sentás en tu PC, abrís Youtube y empezás a mirar cursos de tendencias tecnológicas. Parece que estudiar Javascript te da una buena posición en el mercado.
Estudiás día y noche hasta que alcanzas un nivel aceptable como desarrollador. Creás un portfolio con algunos sitios que hiciste en los cursos, los cuales te parecieron profesionales.
Luego de varias entrevistas laborales, entras como Desarrollador Web trabajando con un licenciado en ciencias computacionales (no te esperabas ese Plot-Twist, soy un genio de la narración).
Técnicamente tuviste suerte, aunque también te capacitaste. Vamos a ser realistas: al no estudiar en la facultad, te faltaron los fundamentos en programación que aprendiste vagamente en algunos cursos.
Pero seguís siendo un desarrollador tan capaz como el caso anterior. Sin ánimo de ofender a nadie, quiero dejar esto como la “suerte” de haber conseguido un trabajo con menos conocimientos, pero igual capacidad.
La Comparación
Ahora viene lo interesante. Los dos sufren el síndrome del impostor. Raro, ¿no? Te voy a leer la mente de cada uno:
- Licenciado: Siento que no valgo para este puesto. Debería saber más sobre cómo funcionan las closures de Javascript. Tampoco logro comunicarme a un nivel menos técnico con el cliente. Quizá debería haber tomado más cursos.
- El Suertudo: Siento que no valgo para este puesto. Debería haber hecho una carrera universitaria como mi compañero. Se programar closures y comunicarme con el cliente porque hice un curso de gestión y liderazgo con tecnologías web. Pero fallo en las bases cuando debo pensar de un modo más abstracto.
Parecería que los dos tienen un punto racional. Poseen carencias que conocen. Son conscientes de sus debilidades. Esto es bueno, pero a la vez los está matando.
Entender lo que haces bien y lo que no, te permite auto crítica. Saber donde fallas te insta a mejorar y entender cómo hacerlo. Porque partimos de la base del problema y lo podemos encarar desde un punto objetivo.
Pero el problema viene cuando mirás a tu alrededor. Sos un desarrollador y la gente depende de tus creaciones. Necesitás terminar una app y desconoces un proceso que los demás dan por sentado que entendés a la perfección.
No les dijiste que lo entendías, simplemente ellos lo asumieron. Pero vos lo sabés y eso te hace sentir un impostor. Los estás engañando indirectamente.
Y antes de que empieces a pensar que tenés un problema mental, dejame aclararte algo:
El síndrome del impostor se define como el malestar emocional asociado al sentimiento de no merecer la posición que se ocupa a nivel laboral, académico, o social. No es un trastorno con entidad clínica, es decir, no aparece descrito en ningún manual de diagnóstico médico, pero bajo este término se agrupan un conjunto de síntomas que pueden causar un importante malestar emocional.
No es un problema mental, es un malestar emocional. Simplemente te estás deprimiendo.
Y lo entiendo perfectamente. Es parte de lo consciente que sos de tus conocimientos actuales. Pero el problema está en cómo terminas usando eso que aprendiste.
La Comunicación
No sos un dios. No podés saberlo todo. Pero tampoco podés pretender que los demás conozcan tu base completa de conocimientos.
Hay que comunicarlo. Sentate con tu líder técnico o la persona que tengas a cargo. Explicales cuales son tus carencias y no tengas miedo: no despiden a la gente por no saber, sino por no tener la intención de querer aprender.
Además es probable que tus conocimientos sean invaluables. En tu interior vos solo estás escuchando tu propia cabeza.
Para saber realmente cuánto valen tus conocimientos, empezá a compartirlos con los demás.
De esa forma vas a recibir devoluciones. Quizá debas mejorar esto y esto; y quizá seas un experto en esto otro. Pero comunicate, expresá de forma objetiva para que los demás entiendan tu nivel actual.
Conclusión
Lindo viaje nos hicimos. Seguramente me estoy dejando cosas en el camino, pero quería remarcar el hecho de cómo considero yo que debería enfrentarse este malestar.
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