Cuando empecé a desarrollar, todo era caos. No lograba organizarme, quería hacer todo y terminaba con poco. Me cansaba más rápido porque me terminaba quemando con pocos resultados. Hoy las cosas son diferentes, y te voy a contar cómo evolucioné para mejor.
Sentarte a planificar un proyecto puede ser tedioso para muchos desarrolladores. No conocí a ninguno que no dudara a la hora de estimar un requerimiento. Y de hecho trabajé con gente que se ahogaba en vasos de agua. En cosas que eran sencillas, pero se complicaban por sobreponer la tensión al trabajo.
La programación es una ciencia dura, lo cual implica la necesidad imperativa de usar la lógica en todo momento. No uses las emociones, no funciona. Aunque te deprimas o te vuelvas loco, eso no va a mejorar tu velocidad o la calidad de tu desarrollo. Se racional, no emocional.
Yo disfruto de programar desde que tengo uso de razón. Pero tuve momentos donde pensé que no estaba en la senda correcta. Durante el transcurso de un año muy malo, por ejemplo, pensaba que necesitaba cambiar de carrera. Algo que no demandara tanta presión.
Al final el problema terminó siendo otro: No sabía manejar mis tiempos y mi cliente tampoco. Al estresarme, empecé a perder el entusiasmo inicial de haber elegido este camino. Cuestionar años de trabajo y hobbies incansables.
No estaba pensando. Estaba siendo emocional, no racional. Así que me paré sobre mi mismo y pensé que era lo mejor. Renuncié a ese cliente y empecé a estudiar las formas de administrar mis tiempos.
Aprendí sobre metodología ágil, tableros Kanban y sobre todo a simular tiempos de desarrollo. No solo apliqué esto a mi trabajo, sino a mi propia vida. Me hice una cuenta en Todoist y empecé a enumerar mis tareas del día a día.
Me convertí en un ser metódico, y dejé atrás al caótico. Empecé a liderar en grupos de desarrollo, moderando clientes para entregar las cosas a tiempo.
Ningún desarrollador debería trabajar 10 horas al día. No es sano y desgasta. Y la realidad es que tenemos un solo cuerpo y una cantidad de años vitales.
Por otro lado, hay que trabajar y llegar a las entregas. ¿Entonces cómo manejo clientes que quieren todo ya, y también logro mantener mis tiempos organizados?
Es muy sencillo: los clientes son personas también. Y las personas nos adaptamos a los ritmos de trabajo. Si a tu cliente le entregas todo en la mitad de tiempo que estimaste, no esperes que te de un respiro. Se va a volver más y más exigente porque vos estas subiendo la vara.
Pero si entregas las cosas en los tiempos que estimaste, tu cliente va a entender que si te pide X cosa, la vas hacer en un tiempo específico y no variable. Hay que dialogar, saber decir no y perder el miedo.
Y esto involucra tanto desarrolladores que recién empiezan como los más experimentados.
Se metódico, no caótico.
Espero que les haya gustado el artículo, y recuerden que la opinión tiene un valor incalculable, así que dejen un comentario y los espero en el siguiente!
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