La creatividad siempre estuvo ahí. Solo que no fuimos capaces de conocerla. Si la hubiéramos invitado a tomar un café, ¿cambiaría algo?
Me acompaña una noche llena de maullidos de gatos. Lo más extraño es salir y encontrarse dos felinos, uno enfrentado al otro, hablando esta lengua sonora que excede nuestras capacidades humanas de entenderla.
Y de eso se trata la creatividad. Ese gato maullando incansable, cerca nuestro, pero sin dueño. Esperando ser escuchado, o quizá solo expresando su naturaleza felina. Pero a veces la comprendo, o mejor dicho me dejo llevar por ella para materializar las ideas.
Programar es un trabajo creativo. Pero hoy voy a hablarles sobre armar cursos. Volverme instructor de Udemy fue una de los hábitos más creativos a los que dedico tiempo cuando la inspiración me lo permite.
Y es tormenta. La creatividad es un mar violento sin ningún tipo de isla cerca donde refugiarse. Cuando decido crear un curso, investigo y busco las mejores formas de expresar esos conocimientos.
Porque enseñar no es introducir conocimientos en la cabeza de otro. No es copiar y pegar. Es lograr comunicar tus formas y que la gran mayoría de tus alumnos las asimilen. Porque aprender es mucho mas que entender.
Muchos quizá piensen que armar un temario y seguirlo es la forma indicada. Hagan la prueba. En menos de la mitad van a estar cambiando cosas. Porque no hay manera de “programarnos” a nosotros mismos.
Somos seres cambiantes incluso en nuestras propias creaciones. Y hay gente que te da cursos para ser más creativo. No me hagan reír. La creatividad es una dama caprichosa. Quizá se quede con vos durante un tiempo, pero nunca fue tuya.
Si tuviera que mencionar una red que busca el Glendower de la creatividad, se me viene a la cabeza Pinterest. Pero incluso aunque pases horas buscando inspiración, quizá no la encuentres.
En programación, entender un concepto, por ejemplo la POO (Paradigma de Programación Orientada a Objetos) te puede llevar una noche en vela. Con tiempo y dedicación podés incluso entender los fundamentos más profundos que hasta el más experto todavía no domina.
Pero la creatividad quizá no la consigas en días, semanas o meses. A veces sin buscarla, llega en forma de una idea por el simple hecho de mirar un Uber cruzando la avenida con miedo porque un taxista lo miró mal.
Es así de espontanea e incluso, irracional. Y eso, como programador, me enferma. Es algo que no puedo controlar. Y se que hay miles de cosas en mi vida que no puedo controlar.
Forzarme a crear un curso porque quiero llegar con una fecha de entrega, fue uno de los peores errores que cometí. Llevo un mes sin tocarlo, esperando que un día recupere la inspiración.
Tengo los temas en mi cabeza, pero sentarse a expresarlos es muy distinto que pensarlos. Incluso en pleno monólogo, las cosas pueden cambiar de un momento a otro. He empezado una clase con un tema y terminado con tres totalmente distintos.
Y lo más complicado quizá sea darle coherencia a ese desliz de palabras que quieren salir de mi cabeza y convertirse en frases dignas de mención por un alumno. Quiero dejar un legado por el que me recuerden, ayudar a la gente a acercarse a sistemas y disfrutar de los frutos del mismo árbol que uso para enseñar.
Pero a veces no puedo, tengo a la creatividad encerrada y maltratada. Me debería sentir culpable por querer obligar algo que usa una naturaleza espontánea para existir. Sin embargo, se que algún día le voy a dar una forma real y crear algo digno de mención.
Mientras tanto, lo sigo intentando con cada artículo, cada clase nueva, cada reunión donde expreso con palabras lo que quiero gritar a los que escuchan este intento de ser algo más en un abismo lleno de gente políticamente correcta.
Esto es sentarse a crear un curso. Apoyarme en mi silla y crear. Divagar entre ideas y seducir a la creatividad. Llevarla a tomar un café y probar suerte. Quizá hoy me de esas líneas, tal vez sea digno de su pensar y su belleza.
Espero que les haya gustado este artículo y me encantaría que me comenten como los trata la creatividad a ustedes 🙂
Top comments (0)